El río de todas las vidas
Exposición antológica (2017-2024) curada por Florencia Portocarrero
ICPNA (Instituto Peruano Norte Americano) sala Germán Krüger Espantoso - Julio a Septiembre 2024
Todas las fotos por Juan Pablo Murrugarra.
“Nadie nace individuo: si alguien se convierte en individuo con el tiempo, no escapa a las condiciones fundamentales de dependencia en el curso de ese proceso… Todos, independientemente de nuestros puntos de vista políticos en el presente, nacemos en una condición de dependencia radical” (Butler, 2020).
Aunque desde la pandemia parece haberse extendido la conciencia de que somos seres esencialmente interdependientes y que necesitamos ser cuidados a lo largo de toda nuestra vida, seguimos habitando un mundo regido por lógicas mercantiles que ejercen una violencia sistémica y sistemática sobre los cuerpos feminizados en los que históricamente han recaído las tareas de preservar la vida, especialmente sobre aquellos que desempeñan estas labores de forma gratuita, como las madres.
A la artista peruano-alemana Adriana Ciudad le tocó comprender esta lección en carne propia desde muy joven, cuando su madre enfermó y tuvo que asumir el inesperado rol de cuidadora principal. Años más tarde, el nacimiento de su hijo la enfrentó nuevamente con la cruda falta de apoyo social que reciben quienes asumen estas tareas vitales. El río de todas las vidas es una exposición antológica que reúne cuatro proyectos enmarcados precisamente entre estos dos momentos cruciales en la biografía de la artista –el fallecimiento de su madre y su propia transformación en madre– y se propone encontrar un lenguaje para hablar de los hilos invisibles que nos atraviesan y conectan.
El Proyecto Alabaos (2017-2018) gira en torno a las canciones y rituales fúnebres de las cantoras afrocolombianas de Timbiquí, en los que Adriana encontró una alternativa para sobreponerse a la pérdida de su madre y a la privatización del duelo en las sociedades modernas. Heridas y remedios (2022-2024) es una instalación que parte de la experiencia del puerperio de la artista y que toma la forma de un tendal de sábanas ensangrentadas, visibilizando la violenta transformación que experimenta el cuerpo recién parido, así como la importancia de las plantas medicinales para su recuperación. La revolución del afecto (2022) es una pieza de video en la que, a través de una metodología epistolar, Adriana y el artista Isaac Ernesto exploran sus lazos maternales y desnudan profundas heridas históricas. Finalmente, Sentir la propia sombra (2023-2024) reúne pinturas y poemas que ahondan sin vergüenza en la constelación de emociones ambivalentes, frecuentemente reprimidas y culpabilizantes, que atraviesan a las mujeres y otras identidades gestantes durante el embarazo y el arduo trabajo de la crianza.
El río de todas las vidas inscribe a Adriana en una genealogía de creadoras que entienden lo personal como político y el afecto como un espacio legítimo de producción de saber e interrogación social. La exhibición reivindica la experiencia encarnada de la maternidad y del trabajo de cuidado como fuentes de conocimiento creativo, señalando nuevos caminos posibles tanto para maternar como para producir arte.
Florencia Portocarrero
Texto de sala, Lima, julio 2024.